sábado, 7 de agosto de 2010

Comer o no comer, that's the question...


Será posible encontrar una forma de comer que me siente tan cómoda como mi piyama???
A ver, supongamos que soy Mirtha, Luli o alguna estrella televisiva y el asunto de mantenerme perfecta me dá réditos económicos. Supongo que no tendría tanto drama en comer lechuguita todo el día.
Pero el hecho es que no lo soy. A mi marido le gusto como estoy, a mis seres queridos les importa un pepino el tamaño de mi traste y a mí... Si bien me gustaría por estética estar más delgada, no es una prioridad frente a la inmediatez de una deliciosa medialuna.
Lo que sí me molesta es saber que no estoy haciendo lo mejor para mí, para mi salud, que sigo subiendo, que el placer de una rica comida es efímero, pero la indigestión dura mucho más, que los años me irán dando más kilos independientemente de mi voluntad...
En "Elogio de la Delgadez", Cecilia Abzats habla de encontrar una manera de alimentarse "sin perder la alegría para siempre". Y me siento realemente identificada. Las dietas donde hay que comer cada X cantidad de horas (sí, 2 ó 3, lo sé), me mantienen pensando las 24 horas en comida. El hecho de reemplazar alimentos por sus versiones light, me llena de amargura. El decir no repetidamente a pizzas y chocolates... en fin, es una tortura.
Así es que sigo buscando la solución mágica. Aunque la verdad, sospecho que está en alguna neurona que perdió el camino, como Hansel y Gretel.

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